Rocket (Cohete) es el primer single de Head first (La cabeza primero), el quinto álbum del dúo Goldfrapp, un álbum que se lanza a través del sello Mute.
"Head first" se anuncia como "una rápida ráfaga de optimismo de sintetizadores, euforia, fantasía y romance. Con letras optimistas, que refuerzan la ilusión por vivir, y una producción estelar, despega a toda velocidad y nos lleva en un viaje hacia el corazón del 2010".
Escrito y producido por los componentes del dúo, Alison Goldfrapp y Will Gregory, se grabó a lo largo del 2009 en Bath y en Londres.
"Burbujeante de inspiración ...Rocket es una melodía brillante que pone la carne de gallina y que está destinada a difundirse flotando por todas las emisoras de radio del territorio".
"Tiene una sensación de un poco más redondo, ¿no te parece? No tan puntiagudo". Alison Goldfrapp mira fijamente a media distancia y entorna los ojos – como si el hacerlo le permitiese describir mejor lo que ve cuando piensa sobre el auto-producido quinto álbum de Goldfrapp, Head First (La Cabeza Primero).
Sentado junto a ella, bastante más temprano en la mañana de lo que ninguno de los dos hubiese querido, está su mano derecha Will Gregory. Se pasa una mano por la cabeza y fija su mirada en el mismo punto. Si ambos parecen un poco sorprendidos por el álbum listo ante ellos, es con buena razón. "Por un lado, nos llevó seis meses escribir y grabar Head First. Algunos discos, parece que sencillamente se van revelando ante ti, y nuestro trabajo como artistas es meramente seguir el camino marcado por ellos. Una canción apunta el camino hacia la siguiente, que a su vez establece las condiciones para la otra que sigue tras esa. Y así sucesivamente".
"Head First es uno de esos álbumes", sugiere Will. "Ya hemos hecho antes discos con un sonido 'animado'" explica Alison. "Había cosas como Ooh La La, que eran muy de levantar las manos en el aire y tararear, pero faltaba cierta dulzura que creo que sin duda está presente en estas canciones". Quizás cierta vulnerabilidad también. A años luz del glamtástico sado-pop de álbumes como "Black Cherry" y "Supernature", es una vulnerabilidad que se anuncia a sí misma en digitalizados trinos del amanecer como Alive (Vivo) y Believer (Creyente). Presagio de un estribillo de sutil euforia digital subestimada, en "Believer" Alison entona, "Sin ti me moriría", en lo que ella describe como una canción "sobre redescubrir el amor y volver a creer en él de nuevo".
La vertiginosa emoción de un nuevo amor se detecta también en el tema que da título al disco, que adivina una ternura sin par hasta ahora en la voz de Alison. Si el candor de estas canciones no te desarma, entonces lo hará la forma en que están ejecutadas. El cinético euro-pop nocturno de I wanna life (Quiero vida) es un complemento perfecto para la ansiosamente insistente voz de Alison – mientras que Rocket (Cohete) es una canción de venganza radiante y pegadiza.
Desde el falsete estilo Yma Sumac del "Pilots" (Pilotos) de Felt Mountain al ritmo de duendecillo saltarín patentado por Donovan de "Happiness" (Felicidad), Goldfrapp han tenido mano para elegir sonidos desechados, "fuera de servicio", del almacén del espacio sonoro del pasado del pop y recontextualizarlos para el modo de vida actual. Por ejemplo el cavernoso desasosiego del "Cat People (Putting Out Fire)" de Giorgio Moroder fue el punto de partida para lo que iría evolucionando hasta convertirse en la canción más oscura de "Head first", Hunt.
Shiny and warm (Reluciente y cálido) trata "sobre esa sensación de bienestar que se obtiene cuando vas en un coche por la noche de madrugada”. Alison continúa, “He estado escuchando mucho a Suicide, en particular Cheree, y quería echar mano de eso y explotarlo".
¿Cuándo supieron Goldfrapp que habían terminado?. Completaron un total de 13 canciones en conjunto, pero desde el principio Will y Alison se dijeron mutuamente que este álbum tendría nueve canciones en total. "Obviamente", explica Will, "porque no se pueden meter 74 minutos de música en un CD, existe cierta tendencia entre los artistas a no editar sus ideas con tanto rigor". Con ocho canciones que parecían encajar como una pieza, la pieza final del rompecabezas era el clímax de "Head first". "Queríamos hacer algo que fuese casi el opuesto a todo lo que le había precedido", explica Alison. Y, en efecto, en Voicething (Cosa de voz) vemos como un coro de Alison se reúne, se eleva, se separa y re-converge como pájaros en la puesta de sol, mientras que un lento gran renacimiento de acordes rellena el espacio restante como una corriente térmica.
Habiéndose inspirado en un conjunto de influencias más dispares de lo que hasta ahora habían echado mano para cualquiera de sus álbumes anteriores, Alison y Will estaban, quizás comprensiblemente, preocupados por que "Head first" pudiese indicar un alejamiento demasiado grande de lo que había pasado antes de él. La primera persona a la que se lo dieron a escuchar fue Daniel Miller, pionero de los sintetizadores con The Normal y, por supuesto, jefe durante mucho tiempo de Mute. "Dijo que sonaba al mismo tiempo nada parecido al resto de nuestros álbumes, pero inconfundiblemente nuestro", cuenta Will.
Pero, ¿no ha sido siempre así con Goldfrapp?. En diez años desde que el disco "Felt mountain" anunciase su llegada a un mundo más amplio, han perfeccionado el arte de producir ese álbum que no sabíamos que queríamos que hiciesen. "Head first" no es ninguna excepción. "Es extraño, ¿verdad?", reflexiona Alison Goldfrapp. "A veces pienso, '¿Por qué no podemos hacernos la vida más fácil y sencillamente hacer el mismo álbum una y otra vez? Pero la conclusión es que no creo que pudiésemos, incluso aunque lo intentásemos. La cuestión es que intentas descubrir sonidos, y contar una historia sobre lo que pasa en tu vida. Podrías ganar más dinero encontrando una fórmula y limitándote a ella. Pero eso para nosotros no tienen ningún sentido".
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